.J. Martín / Pradoluengo
Setenta y tres años es mucho tiempo. Concretamente, veintiséis
mil seiscientos cuarenta y cinco días, casi seiscientas
cuarenta mil horas. Quizás, los impulsores del golpe de estado
que condujo a la Guerra Civil creyeron que tantos minutos,
tantos segundos, marcados lentamente en el reloj del miedo,
serían capaces de hacer olvidar ultrajes, vejaciones y
fusilamientos. Tras la maldita guerra, y bajo la insoportable
presión de la culpa o tras los visillos de una venda impuesta
en la memoria, el silencio se hizo dueño de las conciencias.
Las mentes de quienes sufrieron aquellos años reaccionaron con
instinto de supervivencia, enmudeciendo, intentando dejar de
sentir, cobijando como un tabú, en lo más recóndito de su
cerebro, las imágenes más duras de la época contemporánea
española.
El 9 de octubre de 1936, tras dos meses y 14 días en prisión
preventiva, se desarrolla en Burgos un juicio sumarísimo. Ante
el tribunal militar, el alcalde electo de Pradoluengo, Pedro
Pérez Martínez, oye atónito la voz del secretario que, cual
reflejo onírico de una larga pesadilla, retumba portentosa en
la sala: «Resultando: Que el procesado tuvo noticias hacia la
una de la madrugada del día 19 de julio, de la celebración de
una reunión por parte de elementos simpatizantes con el
Movimiento Nacional que entonces se iniciaba, y en su deseo de
oponerse al mismo, telegrafió al que fue gobernador civil de la
provincia, pidiéndole medios para realizar el indicado fin y,
de acuerdo con la respuesta que recibió, encargó al presidente
de la UGT del citado pueblo, llevara una orden escrita para el
teniente Jefe de la Guardia Civil de Belorado, al objeto de que
al mando de dicha fuerza, pasase a Pradoluengo y procediera a
la detención de aquellos elementos que pudieran colaborar en el
Movimiento Nacional, cosa que no pudo llevarse a efecto, por
haber recibido orden de la Guardia Civil de concentrarse en la
Capital. El procesado es elemento destacado extremista de la
localidad y formaba en uno de los partidos del que se llamó
Frente Popular».
Efectivamente, Pedro fue desde la jubilosa proclamación de la
República unos años antes, uno de tantos españoles que vivieron
con implicación los cambios esperanzadores del nuevo sistema
político. Este pequeño empresario familiar, que soñó con crear
una fábrica de embutidos en su localidad natal, emigró en su
juventud a Veracruz, donde fue uno de los hombres de confianza
de su paisano el indiano Crótido de Simón. Al no conseguir los
resultados crematísticos esperados, Pedro volvió a España y
simpatizó en Madrid con las ideas republicanas. Su retorno a
Pradoluengo coincidió con ese caldo de cultivo, en el que se
fraguó el cambio político hacia un sistema democrático.
El 19 de abril de 1931, Diario de Burgos daba cuenta de la
proclamación de la República en Pradoluengo cuatro días antes.
Acompañado de «numerosos correligionarios» y de la banda
municipal, el Comité Republicano, presidido por nuestro
protagonista y respaldado por Eulogio Bartolomé, Abdón de
Miguel y Felipe Pérez, izó la bandera tricolor a los sones del
Himno a Riego. Las primeras palabras del Comité fueron un
llamamiento a respetar el orden, declarando que la República
era un régimen «de paz, de libertad y de justicia, y que por lo
tanto todos y cada uno de los que lo integran han de dar
pruebas inequívocas de que son hombres de orden, que quieren a
su pueblo y a su patria, a cuyo bienestar y engrandecimiento
encaminarán y ordenarán todos sus actos». Años después, Pedro
se afilió a Izquierda Republicana, el partido de Azaña, siendo
proclamado alcalde tras la victoria del Frente Popular en
febrero del 36. Entre otras medidas significativas, medió entre
patronos y obreros de las fábricas textiles, en momentos duros
de crisis y carestía de trabajo. Su labor también destacó en la
promoción de la vida cultural y deportiva, destacando su
preocupación por los más desfavorecidos.
Como tantos otros, el «delito» por el que cínicamente se le
condenó fue por «auxilio a la rebelión», prestada según su
sentencia, «por los actos realizados por el procesado a la
rebelión militar en contra del Movimiento Nacional». La pena
aplicada fue la de quince años de reclusión e inhabilitación
absoluta durante la condena. Una condena que suponía no sólo la
aniquilación personal, sino el sufrimiento y el ostracismo para
toda su familia quien, en virtud de la ley de responsabilidades
políticas, quedó prácticamente desamparada y desprovista de
sustento. Su traslado a la cárcel supuso un halo de esperanza,
máxime en los primeros meses de la contienda, donde la
represión alcanzó cotas inenarrables. Sin embargo, las
condiciones del fuerte pamplonés de San Cristóbal, donde fue
conducido, eran nefastas. Tratamiento vejatorio, frío, hambre,
humedad, torturas físicas y psicológicas, se cebaron entre
aquellos desdichados. Tras año y medio de supervivencia, Pedro
falleció de tuberculosis el 13 de enero de 1938. Tenía 56 años
y dejaba viuda y seis hijos.
Y tras la muerte, el silencio. Setenta y tres largos años de
silencio, sólo roto por el quejido amargo de bisbiseos
escondidos. Tras la restauración democrática, el Ayuntamiento
de Pradoluengo dedicó a Pedro una calle en 1990 y, en 2009,
expuso durante 73 días, el mismo número de años en los que se
tardó en reconocer su figura, la resolución de reparación y
reconocimiento personal, para conocimiento de su rehabilitación
oficial entre los pradoluenguinos, de los que fue el último
alcalde constitucional de la Segunda República.
Nueva vuelta de tuerca del Gobierno en su ofensiva para echar a los benedictinos de la abadía que ocupan junto a la Basílica del Valle de los Caídos. Aunque no lo reconocen explícitamente, la moción de la Entesa Catalana de Progreso (que agrupa a los senadores catalanes en la Cámara Alta), enmendada por los socialistas y aprobada ayer en el Senado con el apoyo del PSOE —131 votos a favor, 114 en contra, los del PP y una abstención—, tiene como objetivo final echar a los benedictinos del lugar que ocupan en el Valle de los Caídos.
Inicialmente, la moción de la Entesa Catalana trataba de instar al Gobierno a «derogar el decreto-ley de 1957 que rige las actividades del Monumento del Valle de los Caídos», así como a adoptar una nueva disposición conforme a la Ley de la Memoria Histórica para que se reconozcan y amplíen derechos en favor de quienes padecieron persecución dudante la guerra civil». Esta moción colocaba al PSOE en una incómoda posición, ya que, como alertó el senador popular Juan Van-Halen, este decreto se dictó solo para fundar la abadía, «no es otra cosa» y es lo que pretende con esta iniciativa.
Acuerdos con la Santa Sede
Apoyando esta moción, el PSOE sabía que se metía en un charco muy complicado, ya que el Gobierno no puede ir en contra de los acuerdos con la Santa Sede, que es la base jurídica por la que se rige esta Basílica y, según Van Halen, el Gobierno «no es quién para determinar a qué se tiene que dedicar. Es un asunto de la Iglesia». Los socialistas buscaron una salida digna y pactaron con la Entesa Catalana una enmienda de sustitución en la que no se hiciera referencia al decreto-ley de 1957. El nuevo texto quedó de la siguiente forma: «El Senado insta al Gobierno a adoptar las disposiciones que sean necesarias para adecuar el Valle de los Caídos a lo dispuesto en la Ley 52/2007 de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura, incluyendo entre sus objetivos el de honrar y rehabilitar la memoria de todas las personas fallecidas a consecuencia de la Guerra Civil y la represión política, así como al fomento de las aspiraciones de reconciliación y convivencia de nuestra sociedad».
Con esta maniobra, los socialistas consiguieron su objetivo de evitar cualquier referencia al decreto-ley de 1957 y abrir un nuevo enfrentamiento directo con la Iglesia, con la que ya chocaron cuando quisieron prohibir el culto en la Basílica. Una protesta de la Santa Sede frenó esta decisión, y en la abadía donde viven los benedictinos hay una misa diaria. Esta injerencia del Gobierno fue la causa del cese del anterior presidente de Patrimonio Nacional,Yago Pico de Coaña, que se opuso al intervencionismo en el Valle. Además, el acoso ha seguido al paralizar los trabajos de mantenimiento del edificio que se realizaban con cargo a los Presupuestos Generales del Estado.
Anasagasti: «Debería ser volado, como se hizo con el puente sobre el río Kwai»
La intervención más histriónica fue la del senador vasco, Iñaki Anasagasti, que llegó a bromear con la posibilidad de que se dinamitara el Monumento, a lo que Van-Halen le respondió que «me recuerda lo de los budas de Bamiyán».
Por su parte, el representante del PSOE, Enrique Cascallana, se mostró partidario de derogar el citado decreto-ley, aunque después votó el maquillaje que se hizo a la iniciativa de Entesa.
Comentario por pirata
Comentario por insensato
a) Labordeta se recorría toda España, y se la mostraba a los españoles, no hacía política en su programa de televisión, sólo enseñaba un país maravilloso que es donde he tenido la suerte de nacer y se llama España. Era amigo de Cataluña, de Valencia, de Murcia, de Andalucía, …, por eso lo quiere todo el mundo, por que era nacionalista y de izquierdas, pero no sectario, ni excluyente y se alegró de que a las consultas ilegales por la independencia de Cataluña sólo fueran a votar cuatro gatos.
b) un diputado que “cursava” 4º de EGB que pretenda hablarme a mi de cultura nos dice el nivel de los políticos que tenemos en España y por ende, la situacion en la que estamos los españoles.
Saludos
Comentario por victor martinez
Para algunos, la política y el arte es lo que hacemos cuando salimos de currar. Y no sólo lo hacemos de boquilla, arriesgamos de lo nuestro para hacerlo.
Mis respetos a Labordeta, por su pasado antifranquista, pero a partir de allí todo fué acomodamiento. Y el señor Puigcercós ya nació en la época acomodada, donde para ser de izquierdas no arriesgan nada. Sin riesgos no hay política ni hay de nada.
Cobrar sueldazos, y tener todos los gastos pagados por el gobierno y lo único que se dedican a reunirse con tal o con cual. Eso es arriesgarse?
Permítanme que lo dudo. Y un saludo a todos los militantes de izquierdas que siguen luchando y no se acomodan.
Comentario por rafaa
Comentario por Pablo Zaragoza
¡Viva la República!
Comentario por Spaniard
ZAS…
Comentario por DiegoFernandez
Si Labordeta leyese esto fijo que le recordaria que amaba cataluña tanto como andalucia o asturias,y por encima de todas ellas su Aragon.
Ha sido un articulo muy lamentable…Labordeta se merece mucho mas que esto.
Comentario por el gaitero
Comentario por el lector
país.
Comentario por Pixavitania
Comentario por Ore
Por supuesto siempre habrá quienes, a través de sus fantasmas particulares, vean gigantes en lugar de molinos.
Comentario por Jose12Carlos
Aunque bien es cierto, que debería revisar la ortografía antes de darle enviar.
Comentario por nickenino
Comentario por Veronica
Comentario por libreXpresion
Había un señor en un foro sobre software libre -fundamentalmente- de los que tienen más solera de España, que firmaba sus comentarios con un simpático: “No estoy de acuerdo con lo que dices, así que criticaré tu ortografía, falacia manida en Internet donde las haya.
Comentario por Kordial
Comentario por Fanjul
Comentario por mitcoes
http://opinadorcompulsivo.blogspot.com/2010/09/hasta-siempre-labordeta-y-una-buena.html
No sólo le pasó al PSAragón, al PSAndalucía, y al PSPV, este último traicionado por el catalán Ernest Lluch que lo malvendió al PSOE, pagado con su ministerio y su incorporación a las aulas catalanas pues era profesor de económicas en Valencia.
Así tenemos un PSOE demócrata social, que a pesar de la posterior fusión con el PSP y los que se fusionaron previamente a él, nunca ha tenido ese capital humano que hubiese sido una maravillosa izquierda postfranquista, lleno de personas no tan famosas, pero tan cultas y comprometidas o más.
Una generación, que en gran parte desilusionaron, notándose gran diferencia entre la gestión de los asuntos públicos cuando ganaban los que a pesar de esta estafa resistieron, sobre todo en política local, y los que eran del PSOE directamente.
Otra oportunidad perdida para la historia de España.
PS: El PSC fue el que mejor pacto en la letra hizo con el PSOE, grupo parlamentario propio, congresos previos a los del PSOE, partido federado con el PSOE en vez de sucursal, pero … todo esto ha sido erosionado desde sus orígenes. otro gallo hubiese cantado si los dirigentes del PSPV y otros hubiesen pactado el federarse a lo PSC, no sólo para el PSOE, sino para los administrados por sus cargos electos..
Comentario por vigas
Comentario por JPMarat
Comentario por Un
Comentario por Rubio
Comentario por Lorena7
Comentario por Veronica
http://blogs.libertaddigital.com/blog-de-federico/
Comentario por alvagarci
Comentario por Malagosto
Comentario por Donatto